viernes, 16 de diciembre de 2011

Lucas Meyer- Música para nadie (Esquizodelia Records, 2011)



Restos de tormenta

Hace ya varios meses emergió a las aguas montevideanas, como el hocico de un caimán, el disco Música para nadie, de Lucas Meyer. Más allá de una entrevista al músico uruguayo realizada por este diario, poco fue lo que se comentó y difundió el disco. Una verdadera injusticia, tratándose de, no sólo un trabajo distinto y arriesgado (sólo por poner un ejemplo, no recuerdo casos específicos de álbumes uruguayos con sesenta temas), sino uno de los mejores discos que se hayan registrado en el 2011.

Lucas Meyer ya había dado su carta de presentación con Un accidente feliz, un álbum ideal para escuchar caminando mientras uno se mira en los espejos de galerías viejas de 18 de julio, ideal para dormir, o para pescar en la rambla sur. Un disco melancólico, pero con una melancolía diferente a la autocompasión común en que suelen caer algunos productos del indie actual.

En Música para nadie, el tono se mantiene, pero se dispara a lugares diferentes a los de la propuesta más condensada y estructurada de su ópera prima. Si hay algo que atraviesa a Lucas Meyer es el desarraigo, un desarraigo que puede ser tan geográfico como sentimental. En sus sesenta temas, las imágenes se repiten, incluso se intercalan con las del álbum anterior, como si fueran retazos de sueños que se van superponiendo entre sí (en especial, esa imagen, casi traumática, del narrador yendo a buscar a un antiguo amor a un pueblo, sin conseguir rastro alguno del mismo). Sin embargo, para marcar una posible diferencia, por momentos parecería que, mientras Un accidente feliz fuera música de ruptura y despedida, Música para nadie es un disco de reencuentro, pero no físico, sino más bien en el recuerdo. Sorprende en especial la cantidad de temas con nombre de mujer, algo que no es una novedad en el mundo de la música (cualquiera que haya escuchado a la Velvet, Springsteen o los Vétales puede llenar un cuadernito de anotaciones), pero que en su repetición marca pequeño microcosmos, sin saber uno muy bien si todos estos nombres son fantasmas a los que Meyer busca, o pedazos de mapa para saber en qué lugar se encuentra. Así, aparecen temas como Agustina, María Noel, Laurita, María en el campo, o Marianna. Esta referencia a lo fantasmal no es algo simplemente estilístico, a los fines de embellecer esta nota, sino que se percibe en el mismo ánimo del disco. Todos los recuerdos son una invocación, una forma de traer algo perdido y empezar a armar algo a partir de ahí.

Pero ¿Qué le puede decir uno a un fantasma? Uno posiblemente tenga un guión bien armado, puede escribirse algunas palabras en la palma de la mano, o en el reverso de su tabla de ouija, pero cuando el fantasma aparece, uno está solo y sólo puede decir un par de frases, algunos versos que aprendió en otros lados, como los niños cuando empiezan a comunicarse con los mayores, tomando prestados gestos que no son suyos, pero que son necesarios, parte de un proto-idioma. De la misma manera, la lírica de Música para nadie parecería armada a partir de un diccionario de no más de cincuenta palabras, una característica que para la mayoría de los discos podría considerarse algo nefasto (o cuando menos, achatado), pero que en la voz quebrada, como si se cantara a sí mismo, de Lucas Meyer, cobra otra dimensión. Las palabras, los versos quedan en la orilla, como objetos rescatados de la tormenta, y se comienza a construir a partir de ahí. Hay tristeza, hay añoranza, pero también hay pequeños reproches, de esos que no se pueden decir en voz alta.(“Dijiste que hoy no/ Que ya no sos así/ Yo también cambié/ para ejor”, en Para mejor; o “Pero así fue/ No nos volvimos a ver/ igual quiero decirte/ que no te has perdido nada/ no te has perdido nada/ no pasó nada especial”, en Algo del pasado). Volviendo al tema de las palabras perdidas, uno escucha ese disco interminable, tremendamente denso, que es Música para nadie, y uno se siente encontrarse con un diario íntimo mojado, con la tinta corrida y varias páginas arrancadas. Tratar de encontrar la historia es imposible, todo empieza y termina en Meyer, como un periscopio en el que uno termina viéndose su propia nuca.

Aún así, no es todo hermetismo intimista, hay varios momentos en los que vemos a Meyer arriesgándose por algunas imágenes poéticas, en las que casi nunca trastabilla, especialmente en La música de las estrellas, donde parece ser de los pocos casos en donde se usa lenguaje figurativo (“Bajaste de una montaña/ no parabas de correr/ Hasta mí, más allá/ Hasta el fin del mar/ y no es que pase mirando atrás/ pero a veces creo/ El amor me encontró/ no lo supe entender”). El último verso de esta estrofa marca algo interesante, que es la noción del amor, no como algo que se produce, fruto del vínculo natural entre dos personas, sino como algo que llega y se va, como un pajarito que se posa sobre un cable de alta tensión (también puede rastrearse esto en Las chicas del pueblo). Sin embargo, no todo es letra y poesía, en este disco, con Meyer más desatado, se incluyen varios temas instrumentales que actúan como interludios, pero que habría que considerarlas obras cerradas en sí mismas (por ejemplo, la perfecta intro del disco, Juventud, o Laurita, o Fue un momento y ya pasó)

Citar a Calamaro hablando de un músico que poco tiene que ver en su letrística y arreglos –ni que hablar en su persona-, podría parecer extraño, pero cuando pienso en Música para nadie no puedo evitar pensar en ese hermoso puente de Mi Rock perdido (“No me gustan las canciones porque mienten/ porque todo se resuelve en tres minutos/ son soldados de un ejército invisible/ partes rotas de un espejo nunca roto/ Te dedico mis canciones porque sientes/ que la vida no esta hecha de canciones/ esta hecha de pedazos de tormenta/ esta hecha de malditas sensaciones”). Aún siendo completamente otro el ánimo, pocas veces se ha podido sentir un disco así, de ese ánimo de sacarse la capa de engaño y quedarse sólo con las sensaciones, las de esos restos de tormenta que se acumulan en el disco de Lucas Meyer.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Entrevista a Thomas Mauch


Thomas Mauch es una figura fundamental del cine, habiendo sido director de fotografía de, no sólo las ya legendarias colaboraciones con Werner Herzog -con films como Aguirre, la cólera de Dios (1972), Stroszek (1977), o Fitzcarraldo (1982), -, sino también con otros directores como Edgar Reitz y Alexander Kluge, junto a una extensa labor en solitario. Actualmente está, junto a la uruguaya Alicia Cano, en el proceso de posproducción de un curioso film con tintes de documental filmado en Durazno, razones por las que se acercó a nuestras latitudes.

¿Esta es la primera vez que venís a Uruguay?

Es la tercera vez. La primera fue el año pasado. Primero fue en octubre, noviembre. Ahí conocí a Alicia Cano, en el Talent Campus del BAFICI, en Buenos Aires. Después la visité nuevamente a Montevideo, para ver qué estaba pasando por acá, para ver, como un equipo, un guión completo que tenía ella. La segunda vez fue en enero. Ahí vine para acá y me llevaron al mar, y fuimos a Cabo Polonio. Me gustaba eso de que al no haber electricidad, el cielo podía verse completamente lleno de estrellas. Era tremendamente hermoso. Trabajamos juntos con el script y lo curioso es que podíamos filmar sólo tres horas al día, porque se te agotaba la batería y teníamos que ir a recargarla a un faro. Filmábamos y después dejábamos cargando para el día siguiente. Eso al final terminó siendo una buena idea, porque tuvimos tiempos para disfrutar del mar, caminar por los alrededores, ir a restaurantes, y eso. Después, diez días después, terminamos el guión, pero Alicia quería realizar algunos cambios. Fue un lindo compañerismo el que se armó en todo el proceso. Después fuimos a Montevideo y empezamos a filmar en Durazno. El film es la historia de una casa, una casa que empezó como un club de fútbol, que después se convirtió en un muy exitoso prostíbulo de travestis y que al final se terminó transformando en una capilla católica. Como los tres estados de un mismo lugar.

¿Cómo llegaron a esa idea, y a ese lugar en particular?

Eso fue todo Alicia. Alicia hizo la primera versión del guión, buscó los actores y terminó con este producto que está a un pie de distancia entre una película de ficción y un documental. El problema es que para ello necesitábamos actores reales. Sin embargo, me dijeron “una cantidad importante de uruguayos son descendientes de italianos, y en Italia se sabe actuar”. Y tenían razón... En este proyecto no estoy en la labor de cámara, soy algo así como el supervisor, pero Arauco Fernández realmente realizó un excelente trabajo. En este momento estamos en postproducción. Ganamos el dinero de Internacional Film Fund en Berlín, pertenece al festival, pero más o menos puede decirse que es independiente de él. Todavía estamos viendo si entra para exhibirse en la Berlinale.

¿Como se manejaron con esa frontera porosa entre ficción y documental?

Llegamos a esa situación más o menos de una forma automática, porque toda nuestra gente le gustaba actuar y se comenzaban a sentir como estrellas de cine. Para hacer una película como esta en Alemania habríamos tenido muchísimos más problemas, porque los alemanes no son muy capaces a la hora de actuar. Por supuesto que hay grandes actores, pero cuando le ponés una cámara a gente normal no saben mucho qué hacer. Los uruguayos son muy naturales, como los italianos.

Eso es algo curioso, porque el estilo de actuación del cine uruguayo durante mucho tiempo se paró o en el polo del estilo naturalista, casi completamente despojado, o en el estilo más teatral, más típico de nuestros comienzos.

Bueno, los italianos justamente tienen la misma relación entre la actuación naturalista y la más teatral, un poco por su tradición neorrealista. Una vez me pasó de hacer una película en Nápoles, que es una ciudad bastante pobre, de hecho. Estábamos esperando a una actriz que venía de Roma, y cuando la vemos aparece con un gigantesco sombrero, bajando por las escaleras con un gesto altivo, de elegancia, y después le preguntamos por qué tenía que hacer semejante espectáculo para nosotros. Y ella dijo que quería que nosotros viéramos lo que era una verdadera donna di classe. Pero nosotros, justamente, queríamos representarla de una manera completamente diferente.

Si bien en este proyecto trabajás como productor, el trabajo por el que sos realmente conocido es tu labor de cámara ¿Cual fue el trabajo en que te sentiste mejor siendo fotógrafo?

Como fotógrafo fue Aguirre. Aguirre creo que era la… para decirlo en una forma un poco malvada… a Herzog no le gustaría escuchar lo que estoy diciendo, pero a mí me gusta más Aguirre porque es más original. Fitzcarraldo es como un poco más lavada. Sí, fue muy buena y fue un gran éxito comercial, pero Aguirre es mucho más interesante.

Fitzcarraldo también, en cierto punto, se hizo tan o más famosa por las cosas que ocurrieron durante el rodaje, que por la película en sí.

Cierto. Cuando tenés a Kinski y Herzog en un mismo film, no vas a tener ningún problema con la promoción del mismo. Todos los diarios amaban visitarnos y escribir sobre ellos. Eso fue muy bueno para la distribución y la producción, pero yo no estaba tan interesado en eso. Cuando vos sos director de fotografía, tu interés es muy claro. Juntándolas todas, he hecho cinco películas con Herzog. Cinco películas grandes y un montón de pequeños documentales, pero creo que Aguirre fue un momento importante de mi desarrollo como fotógrafo, incluso no sólo mío, sino del cine alemán en general. Era la primera vez que empezábamos a hacer grandes películas. Nosotros no teníamos mucha idea de cómo hacer una película internacional, no importa cuanta plata tengas, es importante meterte adentro y empezar a hacerlo, casi de forma extrema. Aguirre fue una gran aventura. Fitzcarraldo también, pero fue distinta.

Y cómo te manejaste para estar entre medio de esos dos poderosísimos polos de atracción que eran Herzog y Kinski?

Sí, eso era un gran problema, de hecho. Mirá, por momentos Kinski realmente quería dirigir todo él, pero Kinski era prácticamente incapaz de ser un director, porque lo único que le importa es él mismo. El resto de los actores le da completamente lo mismo. A él no le importaban los directores o cualquier otra persona. Sólo le intersaba llevarse bien con los productores, que eran los que ponían la plata. Era un maníaco, pero el verdadero efecto final de lo que era él en pantalla era maravilloso.

Es verdad la anécdota de que la tribu de los campas le ofreció a Herzog matar a Klaus Kinski?

Yo no creería en eso. No es que Herzog mienta, es que termina creyéndoselo él mismo esas historias. Cada tanto se te acercaba y te decía al oído estas frases increíbles, pero que por ahí yo no compartía, como “No soy capaz de hacer comunicación, cada una de mis películas es para mí una entrada al mundo”. O como esa idea de la jungla como obscena y pura fornicación… eran cosas que yo no veía, o compartía, por lo menos. Herzog en realidad, comparándolo con Kinski no está realmente loco. En el fondo, le gusta mucho eso de Jesucristo del sufrimiento. Es un gran sufriente, pero es una persona excepcional y es más o menos justo. Igual, discutir con Herzog no tiene mucho sentido. Vos sólo podés admirar lo que hace, pero él realmente está interesado en sus ideas. En ese sentido igual, es mucho más humano que Kinski. Juntándolo todo, fue realmente divertido. Aguirre fue sumamente divertida. Aún cuando tenés a Klaus Kinski gritándote todo el día. La verdad es que a mi no me caía muy bien. No era realmente un actor, era el mejor Kinski que haya vivido. Pero realmente no era un actor. Además, la forma en que él se dirigía a sí mismo… Se negaba completamente a hacer un ensayo. Pero la verdad es que lo mejor que podés hacer es no dirigir a Kinski. Es casi un sacrilegio. Verás, se organizaba él, no sólo para sí mismo, sino para la cámara, y eso sí me gustaba muchísimo. Por ejemplo, si el tenía que aparecer agachado, sabía completamente el ángulo de la cámara y los movimientos que tenía que hacer para que la cámara captara cada uno de sus gestos, sin llegar jamás a mirarla de frente.

Era una forma de matemático, en tema de ángulos y planos

Exacto. Sabía exactamente como la cámara le agarraba el perfil, aún sin verla, conoce exactamente cada centímetro del plano en que está inserto. Siempre estaba flirteando con la cámara. Era su espejo. Lo único que le interesaba era su reflejo en la cámara

Fitzcarraldo y Aguirre fueron filmadas en la selva de Perú, pero también has rodado en Italia, Asia y en un montón de lugares, ¿en tus proyectos, qué viene antes, tu interés en fotografía o tus ganas de viajar?

Ja, es una buena pregunta. Primero me interesa trabajar, y en la medida en que lo pueda combinar con el viajar, es más o menos ideal. Nunca me interesó sólo viajar, tengo que reflejar lo que veo, y sólo puedo reflejarlo con trabajo. Es completamente necesario. Nunca he tenido verdaderas vacaciones, verás. Es aburridísimo ver cosas hermosas sin conectarlas con el trabajo. Visitar estos lugares, sin que yo trabaje sobre ellos, es como si no existieran para mí, o como si yo dejara de existir.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Entrevista a Stephanie Biscomb




Bola de nieve

Stephanie Biscomb, más conocida en el mundo de Twitter como @catatonias, se le ocurrió, en formato de broma, una entrega de premios que terminaron moviendo figuras públicas e interesando a varios medios de comunicación. Más interesante que hablar sobre los premios en sí (algo que no deja de ser un chiste), es intentar leer en dicho acontecimiento qué nuevas formas de circulación de información deja al descubierto y cómo éstas se entremezclan con la política y nuevas formas de ser en el mundo virtual.

¿Un evento que lleva tu nombre de usuario, que empezó siendo una joda interna en qué derivo?

¿Viste lo de los Tweets Awards en Argentina? Un día estaba en el bondi, estaba viendo el twitter en el teléfono y vi eso y pensé “qué pedorreada esto, no puede ser…”. Entonces twitteé jodiendo una cosa así “voy a hacer los Premios Catatonias y el premio va a ser una cena conmigo, en la que se va a hablar sólo de mi”. Una cosa así. Llegué a mi casa, empezaron a joder con eso y entonces inventé un par de categorías en las que me tenían que decir a mí a quien votaron. Eso, así de sencillo, era el concurso al principio. No mucho después, un amigo mío me dijo “qué gracioso, hagamos un sitio específico para que la gente pueda votar en otras categorías”. Bueno, la cosa es que hizo el sitio y ahí explotó. Lo habíamos hecho bastante bien, porque lo armamos re fácil para votar y con el voto, ya venía publicada la dirección de la página, mi cuenta, etc., entonces fue super viral, como que todo el mundo empezó a pasarse la pelota. Empezó a aparecer en los timelines, la gente se empezó a colgar y ta, terminamos en esto, que tiene marcas que nos ayudan, premios importantes, solamente en el sitio más de dos mil votos, y ta… Fue todo medio sacado de la nada. Primero, decíamos “a ver, vamos a hacer una gran fiesta, y como yo cumplía el 5 de diciembre, así como festejo el cumpleaños de arriba, ¿quien se prende?, ¿Casitanno, te prendés?” y lo mencionamos en twitter. Enseguida aparece en twitter diciendo “sí, me prendo”. Después dijimos “quién viste a las presentadoras, Magma te la jugás?”, y después apareció Bellmur. Y así empezaron a sumarse, y en esa me llaman de Subrayado, me dicen que estaban interesados en los premios y la cosa es que anduvimos en idas y venidas y quedó que ta, que iban a auspiciarlo y uno de los premios era un Blackberry. Yo, te digo la verdad, es que quedé completamente anonadada, porque mismo ahora siguen pasando cosas que… y posta que empezó siendo todo una joda. Pero la cosa es que partió desde la misma gente. Se ve que había una necesidad de que hubiera este tipo de reconocimientos. Mismo, un reconocimiento dentro de la propia comunidad. Después se empezaron a sumar gente de otros lados

Bueno, el grupo de los que se empezaron a sumar cuenta con personajes medio impensados como Laetitia D’Aremberg…

Eso fue porque hay un usuario que es @fimparatta, que fue el que se contactó Subrayado para que hablara conmigo. Que no sé que tiene ese loco, que es amigo de Laetitia, y que se siguen en twitter, todo así. El empezó a hacer campaña para que la gente lo vote como twittero del año y entonces claro, él se habla con el Guapo Larrañaga, él se habla con Laetitia y los tipos para hacerle la gauchada empezaron a votar. Entonces fue así que empezó eso de “No puede ser que esté votando el Guapo, no puede ser que esté votando Laetitia…” Y medio que le agregó un poco más de “glamour” a la cosa. Ana Lía Piñeyrúa votó también, porque hay un movimiento blanco muy fuerte en twitter.

¿Vos creés, por ese lado político, que hay algo de meterse en la joda, pero no entender realmente por dónde va la mano?

No, yo creo que ellos entienden bastante. Porque mi amigo @fimparatta ha salido con ellos, yo he salido con ellos y creo que son los que más le agarraron la mano, dentro de los partidos políticos. Puede decirse que el twitter prácticamente existe para que haya una relación más directa entre el famoso y el público. Porque quieras o no, al famoso lo ves en la tele, lo ves en alguna entrevista, y de repente está la fantasía de que podés comunicarte directamente con él. De hecho, mucha gente en Uruguay se unió a twitter por Forlán, porque Forlán tenía un twitter. Y sentían que Forlán les podía responder. A veces el loco respondía de vuelta, y eso te hace sentir que tenés una conversación con alguien a quien admirás. Ellos como que entendieron eso. Por un lado también pasa en twitter que se forma mucha opinión. En el sentido de que hay mucha gente que influencia la opinión pública. Te hablo de una generación más chica, no de doña Coca en Tacuarembó. Pero está pasando eso, ven una oportunidad para apuntar a ese nicho, que es bastante de izquierda, quieras o no, pero viste que los blancos están últimamente haciéndose eso de “los fachos son los colorados y nosotros no…”. Están aprovechando esa oportunidad de apuntar a ese nicho de jóvenes y que justamente existe porque el Frente no lo está haciendo

¿Vos decís que el Frente está anquilosado en una forma de militancia más vieja?

Yo creo que no se anima a jugársela. Es que vos tenés un presidente como el Pepe, y andá a saber de qué va a twittear. Además, si no twittea disparates no es el Pepe. Entonces es muy difícil. Además de que la cuenta de Mujica está tomada por un tipo que se está haciendo pasar por él. Pero pasa que, yo que estoy en marketing, te digo, “o estás en twitter y hacés las cosas bien, o no estés”. Porque si no hacés las cosas bien, quedás muy mal parado. Entonces ¿qué pasa? La idea es que el twitter vos lo uses para comunicar tus ideas, acercarte con tus seguidores… Pero el Frente ¿qué haría con el twitter? Tendría que tener mucho cuidado en delimitar una estrategia realmente que funcionara. El Frente debería estar preocupándose a futuro en algo que debería estar preocupándose ahora. También existe esa dicotomía. Por lo menos en este espacio, la oposición no está siendo oposición en este momento, lo que están haciendo es enfocando todas sus fuerzas en acaparar lo que viene después, en las nuevas generaciones, en lo que viene, en los formadores de opinión

¿Y no te parece que es medio boomerang eso? Porque el formato de los 140 caracteres siempre fue ideal para el chiste, que te puede volver a vos mismo

Twitter es una forma de humanización de las figuras públicas. El sentido del humor es una de las mejores formas de humanizar. Eventualmente todo es un boomerang. Podés ser super serio y eventualmente alguien lo va a tomar por otro lado. Todo lo que digas a la mitad le va a caer mal y a la mitad le va a caer bien. Por otro lado, viene otra cuestión, que es que los políticos siempre fueron conocidos como personas que hablan y hablan y hablan… Twitter tiene 140 caracteres, tenés que tener un poder de síntesis excepcional, por lo que tenés que cuidar no herir demasiadas susceptibilidades. Creo que es interesante por ese lado. Twitter obliga a los políticos a ser concisos, concretos y adaptarse a las personas, en vez de que las personas se adapten a ellos, cosa que tradicionalmente en Uruguay fue muy así.

¿Y vos creés que eso va a definir políticas más allá de Twitter?

No sé, eso habría que verlo. Más allá de la política ya se está viendo, en eso de que todo es mucho más fragmentado, cada vez más desatención, las varias pantallas, en la parte de entretenimiento, todo eso ya se está dando. Por ejemplo, no sé, tenés un nene de dos años, se acerca a un televisor y lo toca pensando que es un touchscreen. Cosas así. El tema es ¿cómo se va a adaptar la política a esos cambios?

Vos y yo empezamos en los blogs cuando ya iban cuesta abajo ¿Cómo ves esa contraposición del universo de los blogs, con el universo del twitter?

Yo siempre dije que, viste como esa idea de “Video Killed the Radio Star”, bueno “Twitter killed the Blog Star”. Yo tenía un blog y le ponía mucho amor, y de repente apareció twitter y me olvidé del blog. Porque es mucho más fácil. Más que nada, en lo que se refiere al humor y vida cotidiana, con el blog uno iba anotando cositas y después las une, y después las convierte en un post. Pero esas cositas, si vos las podés ir tirando, en 140 caracteres, durante el día, ya no hay necesidad. Yo creo que la diferencia es que esto es mucho más pueblo… bah, “mucho más pueblo”, son todos chetos, en realidad, todos tienen computadora, una conexión a Internet, no sé, pero a lo que yo iba es que vos tenés un blog, vos podés leerlo o no, vos podes dejar de leerlo y la otra persona ni se entera. Hay como una separación, una distancia. En Twitter, vos seguís a alguien y enseguida te contaminó el timeline. Es más como una interacción social, o algo así. Yo también trabajo en una revista, y me toca analizar cómo las marcas de televisión y los canales usan twitter para comunicarse, y la verdad es que lo hacen pésimamente mal, porque lo usan como forma de comunicación, no de interacción. Es sólo eso de “miren ahora, que a tal hora vamos a pasar tal programa”. No lo usan creativamente. Suponete, hay series que tienen al personaje principal con su cuenta de twitter. Es una forma de hacer marca. Y hoy en día, esto es horrible, pero es muy cierto, todas las personas necesitan hacer marca. Hoy todos somos marcas. Entonces ¿qué pasa?, en twitter eso se ve más que nada, porque vos ves la forma de twittear de uno, la del otro, no sé, hay muchas cosas. La gente va y me dice “estás haciendo un personaje” y en realidad estás haciendo una marca, y así pasa. Es tan marca que con todo esto de los premios, yo pasé de ser un usuario a ser un premio y no hubo una distancia tan grande. Obviamente como mi personaje era medio cheto, medio hueco, yo que sé, cuando hice lo de los premios, ¿Quién va a auspiciar? Y, Magma, Bellmur, yo que sé… Como que se traduce muy bien, y lo que tiene bueno twitter es que se traduce al toque la marca. Es horrible que esté hablando de las personas como marcas, pero… Twitter es como una fiesta, con la que hablás con todo el mundo, para que todo el mundo lo vea. Igual, no hay que olvidarse que todo el mundo lo ve. Y la otra cosa es, y esto por favor, ponelo, es que no podés tomártelo en serio. Sin ir muy lejos, en los premios catatonias dice “te ganás una remera y el respeto de la comunidad más insignificante del mundo”. Vos si estás adentro tenés que entender que en el fondo, es todo un chiste. Los premios en sí es todo un chiste.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Entrevista a Fermín Solana, en sus 15 años de Hablan por la Espalda

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“Y yo canto mal, por eso fuerzo la voz”

Hablan por la Espalda cumple quince años de vida y decide celebrarlo a lo grande. El viernes 9 de diciembre festejan con un show en La trastienda (en donde tocarán temas viejos que hace varios años que no los llevan a escenario), al tiempo que acaban de colgar en su sitio web (www.hablanporlaespalda.com.uy), como muestra de agradecimiento a su público, el disco Hablan por la Espalda: Celebración (con temas nuevos y otros que quedaron afuera de la selección del Macumba) y un documental llamado “Sangre sudor y semen” (llevado a cabo Federicio Borgia y Guillermo Madeiro como responsables), registro de las grabaciones de su último disco. De estos cambios, del saldo de cuentas con la música, su historia y su vida estuvimos hablando con Fermín Solana, cantante de una de las bandas más cambiantes y, a la vez –ya puede decirse- míticas que haya dado el rock nacional

Hablan por la Espalda está por cumplir como banda la misma cantidad de años con la que muchos pibes (sobre todo en el hardcore) empiezan a formar una ¿Cómo es celebrarlo acá, considerando que siempre han tenido una relación cambiante no sólo con lo uruguayo, sino con Uruguay en sí?

Sí, nosotros, en parte, creo que crecimos con un rechazo importante a lo criollo, por la cultura que habíamos mamado desde chicos, del under, que íbamos a toques de bandas de heavy metal en el centro, que cantaban en inglés, que querían sonar como bandas de Suecia, o Noruega. Y después las bandas gringas, de punk rock. Nosotros, capaz, por cabeza punk, también por rebeldía, lo uruguayo nos parecía un poco terraja. No queríamos saber nada de eso, aun así que siempre nos encantó el fútbol, el mate y alguno curtió tambores, o tablado desde chico con los padres. Pero a partir de cierto momento, mandás todo eso a la mierda y así salió Hablan, tocando un hardcore super gritado, con temas en inglés. En un lugar, no me gusta caer en la típica de “la edad”, pero sí, hubo una evolución en la vida de cada uno en la que vas como, no sé, te vas sintiendo mejor donde estás, donde vivís, en tu barrio. Nosotros, por una cuestión de cabeza, hace que empieces a empatizar un poco con tu entorno y empezamos a ver lo qué nos gustaba de acá. Empezar a respetar más el lugar de donde sos y lo que tiene para dar.

De todas formas, creo que es una cosa de ida y vuelta, porque quieras o no, ustedes, habiendo llegado en cierto momento a estar prohibidos de realizar shows acá, terminaron este año tocando para el Bicentenario

Totalmente. Sí, en un momento acá nadie quería saber nada con Hablan, es la realidad. Nos hicieron ese boicot, un sabotaje de que no podíamos tocar en boliches, a partir de alguien que mandó una cadena de mails diciéndole a todo el mundo que éramos destructores de escenarios, lo cual no era tan irreal. La que pasó esa noche fue que subimos a tocar bastante borrachos en un lugar que se llamaba Sur, en Mercedes y Tristán Narvaja y fue un toque super caótico, que duró, creo, un tema, en donde yo levanté, como jugando, un retorno y pesaba tanto que se me fue para atrás, y se rompió. Justo había un policía en el lugar, hubo toda una trifulca, alguien le pegó al tipo, terminó Leroy, el guitarrista de Silverados, preso, porque se lo habían confundido conmigo. Yo, en todo el lío, me había escapado en un auto… todo eso realmente pasó, y nosotros jamás renegaríamos de esos momentos. La realidad es que también la banda supo hacerse respetar musicalmente, y en un momento, más allá de ese boicot, la gente vio que Hablan era más que eso, más que una banda quilombera…

Pero en cierto punto, ¿no les terminó jugando a favor eso al final?

Puede ser…puede ser… Yo eso no sabría decírtelo. La verdad, lo he pensado por momentos… En su momento, creo que tuvo un efecto. Me acuerdo de lugares como BJ y Pachamama en los que no nos dejaban tocar, que hasta había una cláusula, escrita mismo, que decía que Hablan por la Espalda ahí no tocaba. Pero había otros lugares como El living, que sí nos abrió las puertas, en el que llegamos a meter fechas como un lunes o un martes y llenarlo hasta las bolas, al punto de que quedara gente afuera. Y sí, volviendo a lo que decís, puede haber influido. Hay gente que le atraen esas cosas, como la mística del bardo y lo prohibido. Igual, la banda tiene incorporado ese chip, de ser una banda que hace ciertas cosas sin querer a veces, pero que al final no terminan saliendo tan mal. Nos pasó de ir a tocar a la Zavala Muniz a fines del 2009 y la idea era que nos emprolijáramos, onda “la banda se viste de etiqueta para la gran ocasión” y terminamos con tremenda multa arriba por fumar en el backstage del Solís, cuando nunca nos imaginamos. En ese caso, ni ahí fueron ganas de bardero. En el momento decidimos no hablar de esto. Ya pasaron dos años y ahora podemos decir “podemos ser tan pija de que nos pase esto?”. Hicimos la repartija del dinero y de repente había una multa enorme por fumar porro dentro de las instalaciones…

Hoy en día, con el declive del fenómeno del rock nacional, las otras bandas limítrofes entre lo under y lo masivo crecieron mucho en poco tiempo. Buenos Muchachos y Hablan por la Espalda creo que son los ejemplos más claros de esto. ¿Qué pensás que se generó ahí? ¿En qué se pudieron manejarse mejor respecto al resto de las bandas?

Yo creo que lo que pasó fue sencillo. Con Macumba había una incógnita, que era que mucha gente que nos seguía de antes podía abrirse, perfectamente. Y pasó. Hay personas que yo sé que no les gusta más Hablan, y me doy cuenta, por Internet te das cuenta muy fácilmente. Pero pasó que a mucha gente que siempre siguió a la banda le terminó convenciendo. Por ahí captó, o les gustó por el tema del candombe y los tambores y por ser, en definitiva, también uruguayos. Con el argentino es distino, por ejemplo. Me da la sensación de que allá hay muchísima gente que nos escuchaba antes y que ya no nos escuchan más, que viven reivindicando el Hablan viejo. Son de los que te gritan “Vuelvan a tocar El pecado! Vuelvan a Tocar Le petit!”

Los clásicos tipos que están en el fondo del boliche, de brazos cruzados y mirándote con cara cagada.

Sí, mismo que los vi!. La otra vez tocamos en Niceto y reconocimos a algunos, y sé que se fueron re quemados porque no tocamos ningún tema viejo, boludo. Yo los vi. Lo que sí pasó es que después apareció esa gente que capaz que nunca había entendido de qué iba HPLE y que ahora sí. Yo creo que, a fin de cuentas, el disco funcionó porque tiene canciones muy buenas. Yo lo puedo decir con total tranquilidad, porque son canciones que incluso no compongo yo. Son buenas. Es un disco que cierra desde varios aspectos, y también porque Hablan, a pesar desde esta nueva aceptación a ciertas cosas, sigue siendo una banda que tiene cosas para decir y tiene cierta rebeldía. Yo creo que Hablan siempre tuvo un mensaje, quizás no político, al menos no político definido, pero que sí hace que el que lo escuche se sienta identificado y promueva en él cierta liberación. Me parece que tiene algo de eso de las bandas viejas que más nos influenciaron. No sé, estoy tratando de entender eso que nos ha llevado al lugar donde estamos

Pero en ese estatuto público, ¿no se les ha hecho más de algún lío ideológico? Por ejemplo, con los veganos…Te lo pregunto porque hace un tiempo leía un fanzine viejo, en el cual vos aparecías diciendo una frase tan categórica como “Si de algo estoy seguro es que nunca voy a comer carne”

Tendrían con que enfrentarme, ¿no? [risas] … Con eso que decís de la revista, yo que sé. Creo que hay mucha gente que lo debe hasta haber festejado. Ponele, una vez tocamos con una banda de Maldonado, que se llamaba Ossuary, que era una banda de death metal, y terminamos casi a las piñas con los locos, porque ellos durante el toque hablaban de sacrificar animales y nosotros hablábamos de liberarlos. Al final se armó terrible discusión, y uno de los locos nos terminó diciendo “yo estoy seguro de que de acá a cinco años ustedes van a terminar comiendo carne”. Yo sé que ese loco debe estar loco de la vida ahora, va a leer esta entrevista y va a estar feliz de que estaba en lo correcto

Incluso, ¿no es verdad que ustedes llegaron a hacer un “club de la carne”, después?

Si… si… [risas] había unos asados ahí que… lo que nos pasa mucho es que tanto con ser abstemio como con ser vegetariano, en la cuestión de los extremos te das vuelta como una media. No sólo de dejar de ser vegetariano, algunos terminaron con su veganismo en McDonalds, esas cosas que eran como “El enemigo”. Y después pasó con la droga, obviamente. Yo, en un momento, terminé re fumeta, hasta el punto de guardar el porro adentro de los discos de Minor Threat, y joder con eso. Creo que el tema más complicado para entender a Hablan es comprender todas esas mutaciones, me imagino. El otro día subimos al facebook una foto de nuestro primer concierto y en el toque parecíamos unos soldaditos, pelito bien corto, todos re prolijos y con esa cosa de no fumar, no chupar y no tomar droga, no comer carne… y seguramente a un montón de gente le chupaba eso, y miranos ahora, el único que quedó fue Valentín [Guerreros, guitarra de HPLE], que se mantiene por la senda del veganismo…

Quizás el tema es que en el fondo todas las bandas son así de mutables y contradictorias, pero capaz que la diferencia de HPLE con ellas es que siempre fue una banda muy transparente en cuanto a lo que sucedía en la interna de la misma.

Eso es verdad. Yo creo que influyó mucho el fotolog ahí, que era como llevar una bitácora de la banda, abierta y en vivo. Tenía esa cosa de la gente metiéndose en la intimidad, que sabía todo lo que estaba pasando. Cuando nos íbamos a Buenos Aires te podías enterar de todo lo que habíamos hecho, de lo que habíamos chupado, de quién se había ido con una mina, no sé, de todo un poco (capaz que con lo de las minas nos cuidábamos más). A mi me re cuelga la literatura del rock, me gustan las biografías de bandas, esos libros como Please Kill Me, u On the road with The Ramones… y eso era una forma de hacer algo similar. Al final, yo terminé agarrando el fotolog y tomándolo para poner más mi vida personal que de la banda.

Me acuerdo. En ese momento con un amigo jugábamos apuestas de qué desgracia te iba a pasar el fin de semana

Sí, estaba en un momento peligroso, porque, claro, sí, pasaron muchas cosas juntas… La tranquilidad por un lado de que tenía un trabajo estable por primera vez y, por otro lado me hacía mierda… yo que sé

¿Eso no te toca un poco con ese verso tuyo de “Y yo canto mal, por eso fuerzo la voz”? ¿Qué te diferencia a vos ahora del pibe que cantaba ese verso?

Sí… hay dos cosas con eso. Creo que yo nunca pensé que iba a terminar siendo cantante. Pensé muchísimas cosas, pero nunca me creí con las capacidades para cantar, y entonces había un poco de eso de que si no sabía cantar iba a ir y hacerme pelota en el escenario. Era consciente de mis limitaciones. Pero es verdad que en eso, más allá del canto, hay como cierta cosa vinculado a mi vida, que es la seguridad que fui agarrando, que incluso fuimos agarrando como banda. Yo quizás de pibe nunca me permití acercarme bien a la gente, había algo que no andaba bien conmigo. Así como forzaba la voz, habían otras cosas similares hacía en la vida en general. Y con el tiempo empecé a apreciar más lo que me rodea, tener una relación distinta con mis amigos, mi barrio y sobre todo mis viejos. Haberme casado hace poco, vivir con mi mujer, recién poder empezar a vivir de lo que siempre quise, que es escribir. Es curioso que recién a los treinta y cuatro pueda estar viviendo esto, cuando en realidad durante mucho tiempo creí, por cosas de mi vida, por mi forma de vivir, que nunca iba a llegar a esta edad. Incluso, había como algo de no querer llegar a esta edad. Sin embargo, a una edad que en otras épocas no quería saber de nada, es donde veo que las cosas se empiezan a ordenar de otra manera. Creo que este es un momento bueno de mi vida.